PRÁCTICA 1 Clínica y Salud
Claudia Castilla Baiget
DOLOR CRÓNICO
En
Europa el dolor crónico afecta a un 19% de la población, es decir, a 1 de cada
5 personas. En España este porcentaje se sitúa en el 11% y el dolor es mucho
más fuerte. Se considera dolor crónico al que permanece más de tres meses y en
este tipo de dolor se engloban enfermedades como la lumbagia, las cefaleas o la
artrosis. El elevado precio de los medicamentos y las numerosas bajas laborales
tienen como consecuencia un fuerte impacto económico. Además son alarmantes las
fuertes consecuencias psicológicas que padecen las personas con esta clase de
dolor. Por ejemplo, España es el país con más personas que a causa del dolor
crónico sufren depresión.
La aplicación de tratamientos psicológicos en
personas que padecen este tipo de dolencias es escasa lo cual resulta sorprendente
ya que son cada vez más efectivas.
Actualmente
existen diferentes tipos de terapias para tratar el dolor crónico. La
relajación es una de ellas. Esta técnica se basa en que el dolor produce
tensión y ansiedad en el enfermo lo cual podría aumentar el dolor. A través de
la relajación se intenta disminuir la ansiedad en el paciente y evitar así que
el dolor crezca. Otra técnica utilizada es la hipnosis con la que se intenta
realizar cambios en la conducta o percepción que el enfermo realiza en su vida.
La terapia del biofeedback también ayuda a estos pacientes. Consiste en
restablecer las funciones vitales del cuerpo humano que se hayan visto
afectadas. Es muy útil en personas que sufren cefaleas, migrañas o problemas en
los músculos de la articulación de la mandíbula. El principal problema de estas
tres técnicas es que no son útiles si se aplican como única solución para el
dolor crónico. Sin embargo existen
también las llamadas técnicas operantes o conductuales. Estas técnicas se
dirigen a reducir o en el mejor de los casos eliminar las conductas de dolor, a
implantar el ejercicio físico y a
establecer de nuevo conductas cotidianas que están siendo evitadas por el
enfermo. Por otro lado, existen terapias de aceptación: la terapia de
compromiso, mindfulness o escritura emocional. Las tres están orientadas a
aceptar el sufrimiento, el dolor. Con esta técnica los afectados deben dejar a
un lado la idea de evitar el sufrimiento que es una actitud muy común en los
pacientes que padecen dolor crónico. De esta manera consiguen dejar a un lado
esa conducta negativa que muestran ante su enfermedad y pueden disfrutar de una
mayor calidad de vida.
Entre
las terapias psicológicas contra el dolor crónico las más efectivas y por lo
tanto más utilizadas son las cognitivo-conductuales. Los pacientes son tratados
con ambas técnicas (médica y psicológica) de esta forma se reduce notablemente la
intensidad del dolor. Esta terapia consiste en diez sesiones grupales de ocho o
diez personas y dos sesiones individuales. Las sesiones suelen duran entre una
hora y media o dos y están divididas en tres fases. En la primera se comentan
las actividades realizadas en casa. En la segunda se explica en qué va a
consistir la sesión (parte teórica y práctica). Y en la tercera fase se mandan
los ejercicios que deberán realizar los pacientes en su casa. Gracias al estudio y a la investigación han
podido establecer un protocolo a través de un manual llamado: “Manual del
dolor. Tratamiento cognitivo-conductual del dolor crónico” en el que se
describe de forma detallada estas técnicas. Se ha demostrado su efectividad y
su coste-efectividad por lo que se espera que se impulse la investigación
dirigida a las técnicas cognitivo-conductuales.
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